top of page

Las nuevas caras del teatro: actores y dramaturgos renuevan la escena local


FLORENCIA CABALLERO

33 años El dolor como inspiración


Hasta hace cinco años, no existía una carrera específica para estudiar dramaturgia. La mayoría de los interesados aprendían las técnicas para escribir sus propios textos en los seminarios que había en la región. Y otros confiaban en su intuición para contar nuevas historias. Sin embargo, la de Florencia Caballero es diferente: su relación con la dramaturgia empezó casi que por casualidad. En 2015, la actriz se enteró de que Sergio Blanco iba a participar en un taller de cuatro meses con la Comedia Nacional. “Estaba convencida de que no quería estudiar dramaturgia, pero lo quería conocer, entonces redacté una escena”. Con ese texto quedó seleccionada entre los 10 asistentes al taller. Se fascinó y empezó a buscar otras alternativas para continuar con su formación. La escritura había sido parte de su vida desde siempre. Cuando era niña documentó todo lo que le pasaba en una especie de diario que todavía conserva y que utilizó como inspiración en sus primeros textos.

Su discurso artístico también está influido por las vivencias de su entorno familiar, vinculado activamente a la política. En sus trabajos cuestiona las ideologías y habla sobre la autoridad. En Cheta, que se estrenó en agosto, Caballero hace un relato sobre la pérdida de la inocencia que apareció con la crisis de 2002. “Es una historia sobre mi generación y la violencia que vivimos cuando teníamos que tomar conciencia de quiénes éramos”, cuenta. La idea surgió durante un seminario que los dramaturgos británicos Sean Holmes y Simon Stephens (conocidos por escribir El curioso incidente del perro en la noche) dictaron en 2015 en el Instituto Nacional de Artes Escénicas frente a escritores locales. “Nos pusimos a hablar de lo que había ocurrido y me di cuenta de que tenía la inquietud de contar cómo era mi vida”.

Cuando Stephens le dijo que tenía un inglés posh (elegante), Caballero quedó extrañada. Aunque había ido a un colegio privado, creció en Coppola, un humilde barrio entre Las Acacias y Marconi, ya que sus padres creían en el cambio social. “Salí de la cápsula y llegó el caos. La oportunidades no eran las mismas y menos cuando empezó la crisis”, recuerda. Su experiencia conmovió a los británicos, que enseguida le sugirieron que escribiera la obra. Después de pensar las primeras escenas, el año pasado recibió una beca de la Dirección Nacional de Cultura y el INAE para participar en el Obrador Internacional de Dramaturgia, un seminario que también dirigió Stephens. “Ahí terminé la médula del texto: después me contacté con los actores que pensaba para los roles y trabajamos en el comportamiento de los personajes”. Hoy, la obra se presenta en Tractatus.


Ver publicación original: Revista Galería. Búsqueda

2 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page